La misma ley que la condenaba, la había sostenido durante la terrible prueba de su ignominia.
Pero ahora, fuera ya de la prisión, sola y sin compañía en el sendero de la vida, empezaba para ella una nueva existencia, y tenía que sostenerse y proseguir adelante con los recursos que le proporcionara su propia naturaleza, o de lo contrario, sucumbir.
No podía contar con lo porvenir para sobrellevar su dolor presente.
Nathaniel Hawthorne