Ahí están...

Soportales Palacio Mugartegui-Pontevedra

......atrayendo la atención y aún el respeto, 

pero la costumbre del mirar diario los hace desaparecer pronto;

 apenas nos dignaríamos a mirarlos y ahí están

forjada con tu cuerpo y tu piel

¿Sabían que en la vida misma el ser vivo cuenta con sus propias armaduras?

El que las usemos o no dependerá de una palabra muy sencilla: Dignidad.

Luis Gabriel Carrillo Navas

Mugartegui

Plaza da Pedreira, Palacio Mugartegui-Pontevedra

Plaza da Pedreira; Nombre derivado de las actividades de la talla de piedra que aquí desenvolvían los canteros de la ciudad.

Antiguamente conocida como praza da Herba, la praza de la Pedreira es un lugar inundado de tiempos pasados en el que encontramos un precioso pazo construído durante los siglos XVII y XVIII, ejemplo característico de la arquitectura urbana del barroco gallego.

Actualmente restaurado como sala de exposiciónes, conferencias y conciertos, El Pazo de Mugartegui posee una fachada donde están los escudos de las familias Figueroa, Araúxo, Miranda y Quirós y, rematando laa construcción, un magnífico ejemplar de un reloj de sol.

Abandonarse sin resistir?

Plaza da Pedreira, Casco antiguo-Pontevedra

Triste me encuentro, pues no tengo morador que me comprenda,

muerta estoy por olvido, me han abandonado, 

que cruel saber que yo todo le entregué, y tan cruel fue quien me dejo

están siempre donde pisan.

Camina por donde nunca nadie antes haya caminado. 

Haz lo que nunca nadie antes haya hecho. 

Deja tus propias huellas y no pises sobre las huellas de los demás porque no dejaras marca!

 David Cegla

Cada día el sol ilumina un mundo nuevo.

El sol nos lo descubre por medio de su luz, siempre diferente, gentes paseando con calma, cada día nos sorprende esa luz recicen nacida.

Esta juventud es bella

Vivir en otros es, en el sentido más veraz de la palabra, vida (...) 

Prolongar nuestra vida indefinidamente en el pasado y el futuro, para hacerla más perfecta en el presente, 

es abundante compensación para las ilusiones de nuestra juventud que se han ido ya para siempre.

Auguste Comte