Terror era el sentimiento que nos paralizaba a todos, en presencia de ese tocón. Que un día fue árbol junto a nosotros.
Nos invadía un estado de excitación, que no obedecía a la razón, observando la evidencia.
En el aire que se filtraba entre las ramas, se respiraba un clima de terror.
El corazón latiendo de prisa, intentando descubrir qué había sucedido.
Su vida se había acabado, interrumpida, sesgada, cortada, pero su existencia seguía, se prolongaba sobre la hierba.
Y aunque aquella existencia era menguada, el pensamiento que nos embargaba, de una muerte cercana nos dominaba, llenándonos de un espanto aterrador. Y...todos y cada uno de nosotros nos preguntábamos en silencio
¿Cuando llegaría el momento?