Inaugurado en 1995, marcó una nueva estética en la ciudad, pronto complementada con el auditorio, el paseo peatonal y una pasarela (a su derecha).
Fue obra de Leonardo Fernández Troyano y Javier Manterola, dos grandes ingenieros asociados al estudio Fernández Casado
Especialistas y técnicos coinciden en destacar la magia de los tirantes, que confieren al tablero pontevedrés un encanto especial, tanto de día como de noche, cuando se refleja en el agua. El juego de la torre, los contrapesos, el agua y los tirantes, con la ciudad al fondo, es tal vez la mejor imagen de la Pontevedra del siglo XX.