Sábado por la mañana, un paseo por un bosque de castaños, robles y, algún que otro eucalipto, normalmente nos quedamos con lo que vemos a la altura de nuestros ojos, pero que mundo se desenvuelve a nuestros pies, vamos a descubrir un poco de lo que está ahí abajo...
El sendero parece que nos invita a adentrarnos en el bosque y observar, que no mirar, un poco más abajo, y descubrir un mundo de secretos, que son desvelados a los que observan de cerca.
Verdes frescos bañados por el rocío de la noche, en perlas de agua pura y cristalina que contrastan con el azul contaminante de algún plástico arrojado por un ser que se considera "superior, inteligente.."
Infinidad de verdes, de formas de texturas de colores..., parece que todo está en silencio, pero no es así, vida frente a la muerte.
Unos pretenden destacar más que otros en colores y en alturas.
Otros explotan en verdes y blancos, buscando el sol radiante de la fresca mañana de noviembre.
Desde aquí los árboles se manifiestan majestuosos e inalcanzables, parecen en otra dimensión.
En alguna roca, surgen colonias de líquenes, de musgos, como piñas exultantes de clorofila.
Multitudes en su conjunto, parecen abrir innumerables palmas hacia arriba, ya que en su mundo el infinito parece cuestión de altura.
Esa luz que queda lejana, intentando abrirse camino entre las hojas y las ramas de los árboles, bañando de sol y sombras el suelo del bosque.
Este diminuto mundo se eleva intentando captar esa luz, que se cuela entre el murmullo de las hojas y el colorido ocre del bosque en otoño.
Incluso para los más pequeños, para los atrapados en las piedras, las sombras y las humedades, no son más que otra faceta de su luz, discerniendo sus destellos entre las sombras.
El más leve destello de luz, para ellos es suficiente, y parecen agradecerlo descansando en su sombra
Parece insignificante pero su vulnerabilidad es indestructible, y todas estas diminutos seres se bañan en el resplandor de la luz.
Su vida parece mostrar incontables soles
No era otra cosa que dejara huella, sino que en este mundo todo se ofrece.
Un mundo de maneras y formas diminutas y suaves, delicadas a su vez, con un perfecto orden y quietud, con una misión concreta.
Por eso se requiere un mayor cuidado, para que cada cosa pueda permanecer en su sitio, y perdido para el mundo se convierta en su mundo.