En la ciudad de Pontevedra, todos los años, y fiel a su cita, cuando llega el mes de octubre este hombre de ya 74 años llamado Valentín (el hombre sentado con chaqueta azul), se presenta con su “locomotora” en la plaza de la Herrería, para deleitar los paladares de gran parte de los pontevedreses y todos y cada uno de los turistas que pasan por la ciudad.
Hace ya 60 años esta locomotora llega a manos de Valentín, cuando otro castañero, natural de Orense pero amante de esta ciudad, legó la asadora a un joven Valentín, quien decidió seguir con la tradicional locomotora.
Y es que esta lleva en la ciudad desde comienzos del siglo XIX. Así, como decíamos, a la muerte del anterior castañero este decidió que la máquina permaneciese en la ciudad. Esto mismo es lo que espera Valentín, que la máquina siga alimentando a decenas de generaciones de pontevedreses.
Y es que sin este hombre y sin sus castañas el otoño es inconcebible en Pontevedra. Realmente es ya un mito en la ciudad.
2 comentarios:
En Salamanca capital también había una de estas, no la he vuelto a ver hace muchos años.
Saludos.
Aquí ya no quedan estas máquinas. Se ha optado por tener refugiados al calor a los que venden castañas y se han construido unas cabañitas de madera para ello.
Me gusta la locomotora, pero también que las personas tengan donde poder guarecerse del frío.
En Pamplona también están a la intemperie con bidones, o similar, y cuando los vi me sentí triste. Posiblemente era su decisión, pero a día de hoy sabiendo lo que sé, ya dudo que tomemos decisiones libremente y si más bien condiconados.
Pero así y todo me ha gustado que lo cuentes, es como escuchar un cuento, es bonito :)
Un abrazo
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